Los cuarteles del escudo de Aragón: Las barras

Las barras
En realidad el nombre apropiado de este motivo es el de “señal real de Aragón”, que equivaldría en la actualidad a decir que era el apellido de la dinastía reinante en Aragón. Los escudos en la Edad Media representaban a una determinada persona o linaje, en este caso a la familia real de Aragón.

En Heráldica este emblema se definiría como un cuartel de oro con cuatro palos de gules.

El uso de las barras, nombre popular con que se conoce este motivo, se extendió a todos aquellos lugares donde gobernó el monarca de Aragón que, por cierto, fueron muchos: las tierras que hoy en día forman Cataluña, Valencia, Mallorca, Sicilia, Cerdeña, Córcega, Provenza, Rosellón y Cerdaña, la ciudad francesa de Montpellier, algunas zonas de la actual Grecia, como los antiguos ducados de Atenas y Neopatria, y Nápoles, el último territorio que se incorporó a la Corona de Aragón. Todas estas posesiones estuvieron en un momento u otro de la Edad Media bajo la soberanía del rey de Aragón.

Con menor frecuencia estas barras también han sido llamadas “palos” o “bastones”. Si utilizamos con propiedad el vocabulario heráldico, lo correcto sería emplear el primero de estos dos últimos nombres porque la palabra «barra» se refiere a una banda diagonal que va desde el ángulo superior derecho hasta el inferior izquierdo siempre desde el punto de vista de quien contempla el escudo. De todas formas el arraigo de la expresión barras ha sido tan profundo que se mantiene en la actualidad.

La referencia más antigua a este motivo nos lleva hasta el reinado de Alfonso II (1162 - 1196), cuando tal y como relata la «Crónica de San Juan de la Peña» este monarca “mudó las armas e seynnales de Aragón e prendió bastones”. tras la ayuda que este soberano prestó al rey de Castilla y León en una de sus campañas militares, asistencia a la que en aquellos momentos estaba obligado el de Aragón. Si Alfonso II cambió su escudo y bandera es que anteriormente empleaba otros, aunque se desconoce cuáles eran exactamente.
Sin embargo la leyenda se adueñó del origen de este motivo y lo vinculó a una muy difundida tradición que lo relacionaba con la casa condal de Barcelona, totalmente descartada en la actualidad por la crítica histórica.
¿De dónde proceden estas barras o palos?. Lamentablemente esta pregunta no tiene una respuesta segura. La hipótesis más aceptada y posible se basa en la temprana vinculación del reino de Aragón con la Santa Sede, en concreto desde el reinado de Sancho Ramírez (1064 - 1094) quien en 1068 viajó hasta Roma donde se comprometió a hacerse vasallo de Santa Pedro, hecho que finalmente se llevó a cabo de manera oficial en 1089. El rey de Aragón fue el único soberano cristiano de la Península Ibérica que tenía a fines del siglo XI esa peculiar situación. El rey y el reino de Aragón quedaron así bajo la protección especial de la Santa Sede.

De los documentos que se expedían por el papado colgaba unas cintas de seda roja con hilos de oro que servía para sujetar el sello del pontífice y el rey de Aragón debió adoptar estos colores papales como propios en recuerdo de su especial vinculación con la Santa Sede.

En Heráldica este emblema de las barras se conoce hoy en día como “Aragón”.